viernes, 1 de agosto de 2014

De Loch a Loch

Salir de Tabert tampoco fue fácil y de nuevo di muchas vueltas para encontrar el camino, tanto que a veces uno se pregunta si es posible perderse más veces y subir y bajar la misma montaña, pero al final siempre luce el sol o aparece un lago en el que tumbarse. Tanto es así que cuando por fin encontré el camino de baldosas amarillas a eso de las cuatro de la tarde decidí acampar junto a un loch, que es como aquí llaman a los lagos. Junto a tan idílico lugar, puse la tienda, colgue mi ducha portatil que estaba deseando estrenar y me dejé llevar por el sonido mecido de las aguas mientras rezaba para que no hubiera luna llena y subieran las aguas, llevándome en un mar de olas. Pero aunque la noche volvió a ser lluviosa, la mañana se despertó tranquila, tanto, que las aguas del lago me hechizaron y acabé dándome una baño como diós me trajo al mundo, entre aquellas mismas aguas solitarias que tan revoltosas estuvieron la noche anterior.
Con el recuerdo de ese baño tan reparador mis piernas decidieron despertar y hoy he llegado a Inveraray, después de superar unos cuantos puertos de montaña, y pedalear entre frondosos bosques y espectaculares lagos, hasta llegar al último pueblo dóndeun arcoiris sobre el lago acabó de cerrar un día mágico.

Mañana si todo va bien Oban.

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