lunes, 4 de agosto de 2014

Capitan Barbosa

Después de que esta mañana me pasara un par de horas recogido en mi tienda que más parecia el arca de Noe que una tent, decidí partir hacia Fort William, la cuna del Ben Nevis y sus 1344m que lo covierten en el punto más alto del reino unido. Para evitar el bullicio de coches, cogi un ferry que me llevó al otro lado del Loch Linnhe, por cuya costa solitaria, bordeando el lago y con el Ben Nevis al fondo, llegue a las puertas de Fort William donde acampe para al dia siguiente poder cruzar a la isla de Sky, o al menos llegar todo lo cerca posible.

La nota curiosa del día,  ha sido que hace un momento, mientras me quitaba las zapatillas he notado algo humedo y blandito dentro, lo que supuse era la plantilla que había pasado a mejor vida... pero no, resulta que ya sé dónde fue a parar la babosa que anoche vi babear por el techo de mi tienda... que ricura:)

El primer día de sol

Escocia, ese lugar donde el verde se paga a precio de lluvia. Tras 5 horas calandome hasta el alma, esa que está más que vendida hace ya tiempo, llegué a Oban hecho una sopa. Es una ciudad costera, muy bulliciosa y llena de turismo, pues hay un ferry que conecta con varias de las islas cercanas, por lo que es un punto de llegadas y salidas. Pensaba seguir pedaleando, pero tomar rumbo a lo desconocido, sin saber si el tiempo mejoraría, era un riesgo demasiado grande.
Esa noche me alojé en un albergue de mochileros, lleno de españoles que estaban trabajando a cambio de comida y alojamiento. Al parecer hay una página para este tipo de empleo, que ya me ha hecho pensar...

Y tras la tormenta llego la calma, amaneciendo con un explendido sol, que durante el día ha ido yendo y viniendo, regalandome unas vistas dignas de cuento, además de un encuentro no planeado, con un castillo en medio de un lago, que de seguro, no es el primero con el que me tropiezo.
Ya sabéis... los castillos son fáciles de defender y difíciles de conquistar y si están en medio de un lago más aún.