lunes, 4 de agosto de 2014

El primer día de sol

Escocia, ese lugar donde el verde se paga a precio de lluvia. Tras 5 horas calandome hasta el alma, esa que está más que vendida hace ya tiempo, llegué a Oban hecho una sopa. Es una ciudad costera, muy bulliciosa y llena de turismo, pues hay un ferry que conecta con varias de las islas cercanas, por lo que es un punto de llegadas y salidas. Pensaba seguir pedaleando, pero tomar rumbo a lo desconocido, sin saber si el tiempo mejoraría, era un riesgo demasiado grande.
Esa noche me alojé en un albergue de mochileros, lleno de españoles que estaban trabajando a cambio de comida y alojamiento. Al parecer hay una página para este tipo de empleo, que ya me ha hecho pensar...

Y tras la tormenta llego la calma, amaneciendo con un explendido sol, que durante el día ha ido yendo y viniendo, regalandome unas vistas dignas de cuento, además de un encuentro no planeado, con un castillo en medio de un lago, que de seguro, no es el primero con el que me tropiezo.
Ya sabéis... los castillos son fáciles de defender y difíciles de conquistar y si están en medio de un lago más aún.

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